viernes, 12 de febrero de 2016

Nombres de personas: la única regla es conocer cómo fueron oficialmente inscriptos


El pie de esta foto decía "Juan Martín Mujica", como durante años
se llamó al gran futbolista uruguayo, cuyo apellido era "Mugica".
El nombre propio es un área de nuestra lengua donde se podría decir que reina la anarquía normativa.

Así, es tan correcto llamarse “Liliam”, como “Lilian”, sino pregúntenle a la ministra de Turismo de Uruguay, Liliam Kechichian, que mil veces fue mencionada como si su nombre terminara en “n”. Ni hablar de los tildes ¿o no se tentó de acentuar "Kechichian", apellido armenio, como si se tratara de una palabra del español?

Dentro de la variedad tenemos Maicol-Michael, Yanet-Yanette-Jeanette, Carina-Karina, Ivana-Ivanna, Ema,Emma, en fin, la lista podría ser interminable si solo continuamos con el extenso listado de nombres provenientes de diferentes lenguas como inglés, portugués, francés, italiano u otras que los padres de habla hispana elegimos para nuestros niños con todo gusto y derecho.

Ahora, si usted se dedica a la redacción periodística, por favor recuerde averiguar por primera vez el nombre correcto de la autoridad en cuestión, porque es seguro que su artículo podrá contener algún error inadvertido, pero nunca se podrá pasar por alto un nombre mal escrito si la persona en cuestión desempeña una tarea de prestigio gubernamental. Otra recomendación útil en este sentido es constatar ese nombre con la página oficial del organismo en que se desempeñe la persona en cuestión. Así es posible estar cubiertos ante cualquier dubitación.

Si su rubro son las crónicas deportivas, es probable que el error también sea evidente en estos tiempos de redes sociales, aunque tal vez tenga un margen un poco mayor. Un caso paradigmático de un nombre mal escrito en artículos acerca de fútbol uruguayo fue el del recientemente fallecido, otrora gran jugador de Nacional y la Selección, así como director técnico, Juan Martín Mugica, quien durante años fue aludido en medios de prensa como “Juan Martín Mujica”. A más de treinta años de su retiro, con motivo de la aprobación del Poder Ejecutivo de un reconocimiento, se conoció por primera vez el nombre que siempre se había redactado en forma errónea.

Vaya desde este blog, el afectuoso reconocimiento para quien dejó imborrables recuerdos en nuestras canchas.

Lectura recomendada: (Homenaje a Juan Martín Mugica)

viernes, 5 de febrero de 2016

Cuando las palabras cambian de significado: "evento" es un ejemplo

Durante mucho tiempo, la palabra "evento" fue evitada en la redacción de noticias acerca de acontecimientos programados, ya que su significado original implicaba una idea de "eventualidad", incertidumbre respecto a la concreción o no del mencionado hecho.

De esta manera, los hablantes que preferían destacar la importancia de un suceso mediante el uso de este sustantivo , cometían un error similar al originado en nuestros días cuando alguien pretende calificar como "ridículo" a una persona o situación y la define con el adjetivo "bizarro".

Es correcto decir que el Carnaval de Montevideo es un evento esperado
Lo cierto es que los diccionarios registran las preferencias de los hablantes de determinada región; cuando el número de personas que prefieren utilizar una expresión con un sentido determinado es considerado capaz de permitir que el mensaje se interprete sin posibilidad de equívocos, ese significado es incluido en la publicación académica. Entonces, se considera que su uso es correcto.

Justamente, es lo que ocurrió con la idea de "evento" como suceso "programado e importante", significación que coexiste con la de "hecho imprevisto que puede acaecer" (significados registrados por la Real Academia Española). Ambos usos son correctos.

Como hemos visto en una entrada anterior, no sucedió lo mismo con el adjetivo "bizarro", cuando se emplea con el sentido de "ridículo".

En definitiva, estos ejemplos demuestran que aquellos editores muy experientes podrán cambiar sus correcciones con el transcurso del tiempo; ya que la lengua es dinámica. Es necesario mantener el interés por las publicaciones académicas a fin de constatar los usos considerados correctos.

Ejemplos:
  • "El Carnaval de Montevideo es el evento más esperado en la capital". Correcto.
  • "El murguista fue bizarro en su presentación oficial"  Correcto si se alude a la valentía.
                                                                                          Incorrecto si se pretende comunicar que fue gracioso.
Lectura recomendada: 
"Bizarro" significa valiente
Otra entrada acerca de "bizarro"

Fundeu acerca de "evento"

lunes, 1 de febrero de 2016

¿Palabras o números para designar cifras?


 http://mediaccion.net/2008/09/14/somos-capaces-de-leer-y-cohesionar-palabras-mal-escritas/
Como hemos visto en entradas anteriores, a la hora de redactar es importante mantener la uniformidad en aquellas cuestiones que puedan ser opinables. Una de ellas es el uso de palabras o números (arábigos) para expresar cantidades, ya que al respecto se puede encontrar sugerencias, pero no hay demasiadas reglas específicas.

En textos periodísticos, es recomendable presentar con palabras las cantidades que se puedan expresar en un solo término, por ejemplo:
  • Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez, hasta treinta.
  • Diez, veinte, treinta, cuarenta, cincuenta, etc.
  • Cien, doscientos, trescientos, cuatrocientos, quinientos, etc
No obstante, si existe acuerdo en el equipo de redacción para evitar ambigüedades, es frecuente escribir con letras solamente las cantidades inferiores a diez. Pero, ¿qué sucede si nos referimos a elementos que se presentan en enumeraciones que incluyan cantidades que se puedan expresar con un vocablo y cantidades que requieran más?

No es recomendable mezclar en un mismo texto números escritos con palabras y números expresados con cifras. Estos ejemplos (extraídos del blog Uso adecuado de la lengua escrita) sirven para graficar la idea anterior:

  • “En la Biblioteca de Palacio hay 35 manuscritos y 135 226 volúmenes impresos, 134 de ellos, incunables”.
  • “En la Biblioteca de Palacio hay treinta y cinco manuscritos, y 135 226 volúmenes impresos, 134 de ellos, incunables”.
A continuación, presentamos otros detalles sobre los que en general hay consenso en portales de instituciones acreditadas. En algunos casos la convención puede ayudar a resolver los problemas, pero siempre es importante mantener una decisión una vez que se haya definido, para evitar la desprolijidad de escribir en forma alternada de una forma y otra.

Detalles que conviene recordar:

  • Los números que requieren cuatro vocablos siempre se escriben con cifras (1534).
  • No se debe comenzar una oración con número.
  • Si bien se mantiene la costumbre de separar por un punto los números que indican valores de más de tres dígitos (por ejemplo, 1.000), esto no es obligatorio.
  • No hay que colocar puntos entre los números que refieren a años (1998), direcciones (Cuareim 2013), normas, artículos de leyes o códigos (Ley 8544).
  • Deben escribirse comas y no puntos para separar los decimales (2,5 millones y no 2.5).
  • Se recomienda dejar espacios en blanco entre los números de más de cuatro cifras (ejemplo, 1000 000 y no 1.000.000).
  • Los valores contados en miles se expresan con números o palabras, pero no con números y palabras (4000 o cuatro mil están bien, no 4 mil).
Lectura recomendada:
Uso adecuado de la lengua escrita

Centro de Información Judicial: Lecciones de redacción
¿Cuándo escribir un número con cifras o letras? (Redactor 365)
Uso correcto de números en textos (ULACIT)